A Bruno Seminario, el «anatomista» del desarrollo económico del Perú

A Bruno Seminario, el «anatomista» del desarrollo económico del Perú
junio 10, 2021 Soledad Sevilla Mendoza

Un homenaje al maestro mediante el recuento sobre sus aportes y últimas publicaciones en el Fondo Editorial de la Universidad del Pacífico

Cuando un pensador del Perú muere, nunca muere. Hace unos días nos llegó la mala noticia de la partida de Bruno Seminario, pero no podía ser verdad. O, por lo menos, no podía ser exacta. Bruno, uno de los economistas más brillantes del país, dedicó años a entablar un diálogo fructífero entre diferentes campos de estudio —macroeconomía, econometría, historia, demografía, geografía— para hacer lo que más le entusiasmaba como intelectual: abrir nuevos e innovadores caminos cuantitativos, metodológicos, teóricos e interpretativos para pensar sobre los problemas y posibilidades del desarrollo económico del Perú, recurriendo al pasado, aquilatando el presente y proyectando el futuro desde un prisma multidisciplinario, integral y sistémico, y desde un elegante y sugerente estilo, como bien ha destacado la economista María Amparo Cruz-Saco, su coautora y entrañable amiga. Pero, más importante aún, Bruno trabajó estas herramientas y análisis para que las actuales y futuras generaciones las utilicen en aras de continuar pensando en los derroteros del Perú desde nuevos intereses y perspectivas. Por eso, cuando nos dieron aquella mala noticia, nos resistimos a creer que Bruno ya no estuviera entre nosotros porque siempre lo estará.

Reconstrucción de las cuentas nacionales

Bruno permanecerá con nosotros fundamentalmente por su obra magna El desarrollo de la economía peruana en la era moderna. Precios, población, demanda y producción desde 1700, una de las cumbres de la historia económica en el país, que le tomó más de veinte años de investigación. En las 1300 páginas del libro, reconstruyó y estimó las cuentas nacionales de más de 300 años consecutivos —desde 1700 hasta nuestros tiempos—, expresadas en términos modernos. Se trata de la serie continua del PBI más extensa de la historia peruana y del continente americano. Incluyó también las estadísticas poblacionales para el periodo 1520-2012, una de las series demográficas más largas a nivel mundial. Además, logró que estas series del PBI sean comparables con las estadísticas continuas de los países europeos, facilitando los estudios comparativos. La primera entrega y sistematización de estos datos económicos con otras investigaciones se publicó en el libro Cuando despertemos en el 2062: visiones del Perú en 50 años, pero luego Bruno extendió su proyecto hasta entregarlo como hoy lo conocemos, cerrando una brecha enorme de estadísticas económicas en el país, puesto que las oficiales solo llegaban hasta 1950, un fragmento temporal muy corto para analizar la economía en toda su magnitud. Por esas reconstrucciones de las cuentas nacionales, economistas e historiadores lo llaman el Angus Maddison peruano, en referencia al gran compilador y arqueólogo de datos económicos del mundo.

Bruno encontró que la economía peruana tiene ciclos de 55 años en promedio, en los que crece durante 35 años y desciende durante 20 años; así como tres eras históricas, cada una de 150 años, donde el dinamismo demográfico es importante. Contrario a algunas tesis vinculadas a problemas institucionales y políticos, Bruno ensayó que nuestro rezago económico se debe al conjunto de catástrofes económicas —como desastres y epidemias, la Guerra de la Independencia, la Guerra con Chile, la hiperinflación de la década de 1980—, una variable hasta ahora ignorada por las principales interpretaciones de nuestra historia. Demostró que el Perú ha crecido en reiterados periodos al ritmo de países europeos, incluso con picos mayores, pero las caídas abruptas por eventos catastróficos han detenido el desarrollo a largo plazo, pues el país —según Bruno— aún no ha podido cancelar el impacto negativo de estos nefastos sucesos. En otras palabras, el país pasa más tiempo recuperándose que creciendo, mientras que otras naciones nos sacan ventaja.

Gracias a este libro, Bruno derribó algunos mitos, como los que indicaban que el rezago económico del país se ha dado de forma gradual, cuando en realidad este ha sido abrupto por las catástrofes. A su vez, puso en discusión que el Perú sea un país minero, pues esta actividad no constituye la base del crecimiento económico a largo plazo. Adelantó también que la desigualdad económica en el país no tiene un origen colonial, sino que se triplica en la era moderna; es decir, se trata de un fenómeno relativamente reciente. Con estas alarmas encendidas, Bruno visibilizó una agenda pendiente, relacionada con la diversificación productiva y con la inserción del factor demográfico en las decisiones de políticas públicas, así como en las oportunidades de la inversión privada.

Desigualdad regional y concentración de la actividad económica

La obra monumental de Bruno ha sido la piedra angular para distintas investigaciones, y, como hemos apuntado desde el inicio, seguirá siéndolo para los futuros estudios por su naturaleza de obra abierta, que incluye los métodos de cálculo, con el objetivo de que los investigadores saquen sus propias reconstrucciones e interpretaciones. Él mismo tomó sus datos históricos para encaminar nuevas líneas de investigación. Uno de los temas que profundizó fue la evolución de la desigualdad regional en el país, para lo cual reconstruyó las series del PIB y de la población de los 24 departamentos del Perú en el periodo 1795-2017, algo que no existía antes de este trabajo. En el libro Aproximaciones al Perú de hoy desde las ciencias sociales, como parte de un conjunto de ensayos de varios autores, publicó la última actualización sobre este estudio que marcó nuevamente la pauta de la historia económica peruana.

Según los hallazgos de Bruno, la desigualdad regional ha crecido persistentemente desde finales de la Colonia hasta la actualidad, pero este no ha sido uniforme. Identificó dos ciclos de divergencia y convergencia de la evolución del coeficiente de Gini regional, indicador clave de la distribución del ingreso. El primer ciclo corresponde al periodo 1821-1880 (la era del guano y el salitre) y el segundo, al periodo 1880-1989 (la era de la urbanización y modernización del país), cuya dinámica de aumento y reducción de la desigualdad regional está conectada a los auges exportadores y a otras fuerzas como las crisis, la producción sectorial, la migración, la industrialización y la inversión pública y privada. Adicionalmente, calculó el Gini histórico de las regiones norte, centro y sur para evaluar cuánto impacta cada zona en la desigualdad nacional. Bruno advirtió antes la pandemia que estaba en curso un aumento de la desigualdad regional, debido a las características actuales del crecimiento de la economía.

La otra cara de la moneda del estudio de la desigualdad es la distribución de la actividad económica y de la población a nivel de departamentos y provincias, una veta que también nace de su obra magna. Para este fin, Bruno sofisticó sus métodos de investigación, utilizando mapas con información satelital y la georreferenciación. Su principal constatación fue que la actividad económica está altamente concentrada, incluso más que los ingresos. Es decir, hay pocas zonas geográficas protagónicas y muchísimas otras más que se configuran como periferias, caracterizadas por sus altos niveles de pobreza y baja productividad. E igual impacto encontró respecto a la concentración de la población. Bruno halló que hay determinantes históricos y geográficos que explican estas dinámicas espaciales y demográficas, las cuales deben tomarse en cuenta para diseñar políticas de desarrollo regional, sino todo será en vano. Una verdadera descentralización implica interiorizar este tipo de análisis. Según el economista Efraín Gonzales de Olarte, con esta reciente investigación que publicaremos próximamente en un libro por el Bicentenario, Bruno ha abierto un nuevo campo de estudio enfocado en el largo plazo: la cliogeoeconomía, un acercamiento multidisciplinario al proceso económico que considera los antecedentes históricos, la difícil geografía peruana y el asentamiento de la población a nivel nacional.

Escenarios futuros de la vejez y reforma del sistema de pensiones

Otra de las grandes contribuciones de Bruno es el El porvenir de la vejez: demografía, empleo y ahorro, firmado junto con María Amparo Cruz-Saco, Favio Leiva, Carla Moreno y María Alejandra Zegarra, un libro que proyecta escenarios futuros sobre la vejez a lo largo y ancho de las regiones del país, donde también utiliza la georreferenciación. A través de largas series de datos económicos, Bruno y sus coautores hacen un diagnóstico y proyecciones para los próximos cincuenta o cien años sobre seis aspectos clave: el acelerado envejecimiento de la población; la distribución geográfica del desarrollo y la vejez; el nivel y composición de gastos en los hogares; la evolución del ahorro personal (donde se incluye un aporte pionero: la reconstrucción de una serie estadística del ahorro personal que abarca setenta años), y la arquitectura de las administradoras de fondos de pensiones (AFP).

En estas páginas, encendió la alerta sobre la bomba de tiempo que se avecina si no reformamos profundamente el actual sistema de pensiones. Pero no solo una reforma de las AFP y la Oficina de Normalización Previsional (ONP), sino prácticamente la creación de un nuevo sistema de pensiones que se adecúe a la heterogénea realidad peruana, de tal manera que incluya a todos (no solo los que hoy contribuyen para percibir una pensión futura), y así todos tengamos una vejez digna. Este trabajo se complementa con el documento La desestructuración del sistema peruano de pensiones, en el que los mismos autores examinan la evolución de la seguridad social desde finales del siglo XIX hasta la actualidad, cuyo diagnóstico es un sistema de pensiones fragmentado e ineficiente, ante lo cual enumeran una serie de propuestas para su reestructuración.

Vigencia y permanencia de su legado

Así es como Bruno ha puesto en lo más alto la importancia de la historia económica en el análisis del desempeño del país en el largo plazo. En estos tiempos, su tesis de las catástrofes económicas como la madre del subdesarrollo del Perú cobra mayor relevancia para planificar una salida oportuna a la pandemia. Hay que reconocer que estamos en un momento de reconstrucción nacional y en ese contexto sus hallazgos son sumamente importantes: hace poco el historiador Martín Monsalve recordaba el aporte de Bruno para explicar que la debilidad histórica del país está en esos periodos de transición en el que necesitamos tomar el rumbo rápidamente, aunque —a diferencia de otros países de la región y el mundo— terminamos haciéndolo muy lento por nuestra escasa capacidad y poca voluntad de unirnos con un firme propósito. Repetir eso en la crisis actual es seguir entrampando nuestro desarrollo.

Para reflexionar y buscar soluciones a una crisis como la que estamos viviendo, Bruno planteó caminos para beneficiar a las grandes mayorías del país. En un artículo póstumo, publicado en El Comercio y firmado junto a Luis Palomino, explicó que el impacto heterogéneo de la pandemia en el empleo, en la educación, en el contagio del virus y en la efectividad de las medidas sanitarias se correlaciona con la concentración de la población y la actividad económica en el caso de Lima, y lo mismo puede suceder en otras zonas del país. Por lo tanto, son variables que deben incluirse en el diseño e implementación de políticas sanitarias y económicas para futuros sucesos de este tipo, lo que implica considerar la capacidad productiva de las diferentes regiones, incluyendo su historia y geografía.

Esta es la demostración de la vigencia de los aportes de Bruno, de su permanencia y trascendencia. La profundidad de su análisis sobre el desarrollo del Perú, que ahonda en su heterogeneidad económica, social, histórica y geográfica, siempre desde una mirada holística, con métodos innovadores puestos al servicio del país, tiene la potencia visionaria de echar luces sobre distintos fenómenos socioeconómicos, sobre nuestras tragedias y posibilidades. Si nuestro país fuese un cuerpo humano y entendiéramos que la anatomía estudia la estructura de los seres vivos en cuanto a la forma, topografía, ubicación, disposición e interrelación de sus órganos, Bruno sería algo así como el «anatomista» del desarrollo económico del Perú. Su legado es una monumental contribución para pensar sobre el país que fuimos, que somos y que queremos. Para pensar con él sobre el país que fuimos, que somos y que queremos. Bruno ha partido, pero su obra se queda con nosotros.


Encuentra aquí las últimas publicaciones de Bruno Seminario en el Fondo Editorial de la Universidad del Pacífico:

 

 

Foto: Facebook María Alejandra Zegarra

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