El director del Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico y coeditor del libro “Educación superior y empleo en el Perú: una brecha persistente” analizó los esfuerzos del Estado en el sector y los retos que aún debe superar para el 2021.
A finales de la década de 1970 se llevó a cabo la huelga más grande en la historia moderna del Perú. El Sindicato Unitario de Trabajadores en la Educación del Perú (Sutep) organizó una serie de protestas que involucró a varios sectores de la población y generó el paro de escuelas por casi cuatro meses. Esto afectó la educación de miles de escolares, entre los cuales estaba Gustavo Yamada, ahora Director del Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico y profesor principal del Departamento Académico de Economía de la misma casa de estudios.
“Yo sufrí los estragos de la educación pública, pero logré nivelarme. Sin embargo, hay muchos que no lo consiguieron y es justamente eso lo que queremos evitar en esta generación. La meta de corto plazo es el Bicentenario y, a pesar de que no llegaremos tan preparados, hay propuestas que deben seguir en marcha”, señala el Ph.D. en Economía de la Universidad de Columbia.
Según Yamada, la democratización de los recursos debe ser prioridad para el Estado. La computadora, tablet o teléfono inteligente se han vuelto un recurso valioso para el aprendizaje y la interacción de los escolares. Su implementación ayuda a recortar la brecha social pues, en la actualidad, es posible tener la mejor clase del mundo haciendo un clic.
En esa misma línea, el uso de las nuevas tecnologías de la información en la preparación de los profesores también debe estar en la agenda. Con tantas facilidades para aprender, lo que el alumno realmente necesita es un buen tutor que se desempeñe como mentor. La meta de los docentes debe ser incorporar los diferentes estilos de aprendizaje para explotar al máximo el potencial de los jóvenes.
Pero estas medidas no pueden llevarse a cabo a menos que se consiga una mejor organización en el sector educativo. La propuesta del profesor Yamada es empoderar a las escuelas para que ejecuten medidas pedagógicas de acuerdo con el contexto social de sus estudiantes. “El director de una escuela no debe ser evaluado por su éxito en temas burocráticos, sino en los esfuerzos formativos que hace. Hay que rendir cuentas en los temas de fondo”, aclara el académico.
En lo que concierne a las falencias de la educación superior en el Perú, resulta capital alinear las carreras universitarias y técnicas ofrecidas con los requerimientos del mercado laboral. Precisamente, el economista trata estos temas en los libros Educación superior y empleo en el Perú: una brecha persistente y Calidad y acreditación de la educación superior: retos urgentes para el Perú, disponibles en la tienda virtual del Fondo Editorial UP. En ellos analiza el impacto de la educación en el desarrollo del país y ofrece recomendaciones para mejorar la formación de nuevos talentos.