El Perú desde la escuela, de Gonzalo Portocarrero y Patricia Oliart, es un clásico de la investigación educativa peruana. Examinó la visión del país que se construía en las aulas a partir de los textos escolares y los discursos de los profesores. Esta segunda edición reproduce el contenido de la primera y añade una nueva presentación y un postfacio que apunta a reflexionar sobre la actualidad de los hallazgos del libro.
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En el fragor de la última campaña electoral y del discurso inaugural del profesor Pedro Castillo como Presidente de la República, los planteamientos del libro El Perú desde la escuela, de Gonzalo Portocarrero y Patricia Oliart, fueron evocados por distintas personalidades, entre académicos y líderes de opinión. Tras 32 años de haberse publicado por primera vez, sus hallazgos sobre la visión del país que se producía y reproducía en las aulas volvieron a recordarse en un momento de profunda reflexión sobre el sistema educativo y en un año del bicentenario de la independencia, que motiva a hacer recuentos y balances de nuestra historia.
En ese contexto, no podía ser más necesaria y oportuna la segunda edición de este libro, que acaba de publicar el Fondo Editorial de la Universidad del Pacífico, pues un clásico de la investigación educativa peruana debe estar en las manos de todos cuando más se le necesita, lo que resulta particularmente importante cuando la primera edición se encuentra agotada desde hace muchos años y por haber optado, en esta segunda edición, por un formato electrónico de libre acceso. Además, el libro incluye un postfacio que reúne reflexiones actuales sobre los aportes de Portocarrero y Oliart, a cargo de reconocidos investigadores especializados en educación, como César Guadalupe, Santiago Cueto, Carolina de Belaunde, Mariana Eguren y Walter Twanama.
En El Perú desde la escuela se examinan las ideas sobre la historia del Perú que ofrecían los textos escolares, las imágenes de la realidad del país que presentaban los maestros y cómo los escolares internalizaron el discurso que el colegio les proponía. El libro, como sostiene Oliart en la nueva presentación, «abrió discusiones importantes y pioneras para interrogar sobre el rol del colegio y sus diferentes actores para la divulgación de las ideas y la formación ciudadana en esos años».
Además, Oliart comenta que el libro también «contribuyó con la descripción de una versión de la memoria histórica popular que, en sus diversas versiones y matices, reclamaba recuperar la participación del pueblo a través de sus luchas en las transformaciones del país», «afirmaba un nacionalismo antiimperialista» y «colapsaba tres siglos de historia colonial en un relato de expolio y opresión de los indígenas herederos de una civilización extraordinaria».
Más de tres décadas después de su publicación, la coautora del libro sugiere que varias de las demandas de esa memoria histórica «no solamente se han mantenido vigentes entre muchos peruanos, sino que se han transmitido a las generaciones siguientes, integrándose nuevos elementos».
La «idea crítica» y su relevancia en la actualidad
Si en los años ochenta se le preguntaba a un niño o adolescente ¿qué es el Perú? y ¿cómo definiría a nuestro país?, de acuerdo con lo expuesto en el libro, podría responder ―influido por los textos escolares y sus maestros― que es un país muy rico, pero que ha sido saqueado por distintas potencias extranjeras a lo largo de varios siglos. Criticaría a la clase gobernante por preocuparse solo por sus intereses y dejar de lado a los sectores populares en la participación política. Recordaría sus clases de historia y remarcaría que, a fin de mejorar, deberíamos apuntar a ser como la idea entonces imaginada del Imperio Incaico: una sociedad justa, armónica e independiente.
Esta visión del escolar es a lo que El Perú desde la escuela llama la “idea crítica del Perú”. Portocarrero y Oliart señalan que esta era una perspectiva sobre la historia y realidad peruana difundida en las escuelas y en la sociedad de los años ochenta. Apuntan los autores que «la idea crítica puede considerarse como resultado de una lectura de la realidad peruana a la luz de una ética igualitaria, del impulso democrático que hoy atraviesa el país. Desde esta perspectiva, el pasado colonial aparece como oprobioso y el futuro como lucha y esperanza».
César Guadalupe, investigador de la Universidad del Pacífico, escribe en el postfacio que la «idea crítica» es «un componente clave de la cultura que tiene implicancias sobre la formación de la identidad» y «sobre la relación que establecemos con nuestro Estado y nuestras comunidades». Por lo tanto, considera que el libro es «uno de los principales aportes de nuestras ciencias sociales».
Tras el triunfo de Castillo en las elecciones presidenciales 2021, el libro cobra aún mayor relevancia. Para Mariana Eguren, investigadora del Instituto de Estudios Peruanos, el contexto actual incentiva a «repensar el lugar de la idea crítica en las narrativas sobre la nación», sobre todo porque muchas demandas de esta visión de la realidad peruana fueron recogidas en el «Ideario y Programa» de Perú Libre, el partido que llevó a Castillo a Palacio.
Según Eguren, pese a los años transcurridos, el elemento central de la «idea crítica» aún persevera, pero también se actualiza. ¿Acaso no lo demuestra el lema «No más pobres en un país rico»? En ese sentido, El Perú desde la escuela invita a reflexionar sobre cómo y por qué la «idea crítica» podría seguir vigente. En la segunda edición del libro, el lector encontrará distintos puntos de vista y aportes sobre este tema.
La enseñanza de la historia peruana en textos escolares
¿Qué narrativa proponen los textos escolares sobre la historia del Perú? ¿Qué aprenden los niños en el colegio? En el primer capítulo del libro, denominado «La historia del Perú en los textos escolares», escrito por Gonzalo Portocarrero, se abordan estas preguntas y se analiza el aporte de los diferentes autores seleccionados (que cubren gran parte de nuestra historia republicana) sobre el pasado inca, la conquista y el virreinato, así como sus representaciones de la presencia indígena en la sociedad peruana contemporánea.
El segundo capítulo es «La “idea crítica”. Una visión del Perú desde abajo»: allí Gonzalo Portocarrero y Patricia Oliart revisan este concepto que se presenta como una nueva visión de la realidad peruana, como explicamos líneas arriba. «El Perú según sus jóvenes» es la tercera sección del libro, donde los autores examinan una encuesta a estudiantes sobre los aprendizajes formados en el colegio y su visión sobre la realidad peruana.
Ahora bien, ¿cómo graficar mejor qué pensaban los estudiantes de esa época? El cuarto capítulo llamado «El Perú desde abajo: dos testimonios» da cuenta de cómo reflexionaban los escolares. Se muestran los casos de dos estudiantes que buscan interpretar la realidad nacional a partir de sus circunstancias personales y las múltiples influencias ideológicas recibidas. En tanto, el quinto capítulo «Estadísticas sobre el desarrollo histórico de la educación» revela datos sobre la evolución de este sector entre los años 1906 y 1985.
Esta segunda edición de El Perú desde la escuela, tal como anticipamos, contiene un postfacio que reúne un conjunto de reflexiones sobre el libro. Aquí participan investigadores con una larga trayectoria de investigación en educación. Si bien los comentarios son diversos en su naturaleza y alcance, de acuerdo con César Guadalupe, «todos convergen en el reconocimiento de El Perú desde la escuela como un texto de capital importancia en la investigación educativa peruana, que es, a la vez, una exploración en el terreno de la formación de mentalidades e imágenes sobre el país y sobre nosotros mismos, una exploración fundamental para comprender el Perú” ».
Un aporte para rediseñar el currículo escolar
Una de las grandes recomendaciones que se desprende del libro es la inclusión de distintas miradas y percepciones sobre la historia y realidad del Perú en la labor escolar. Oliart explica, en la presentación del libro, que la historia como disciplina académica se ha renovado significativamente desde la década de 1980. Ahora hay historiadores e historiadoras de orígenes sociales y geográficos más diversos que exploran fuentes históricas antes poco utilizadas.
Además, agrega la autora, estos investigadores profundizan y realizan sus estudios en diálogo con otras disciplinas como las humanidades y las ciencias sociales. Por ello, una de las principales tareas para los encargados de diseñar el currículo escolar o los programas de formación docente ―una propuesta que el libro también suscita― es “divulgar estos avances”.
Según nuestra legislación, la Educación Básica Regular requiere de 14 años de actividad escolarizada. En ese período, los textos escolares y los profesores son una de las principales fuentes para que nuestros estudiantes formen, modifiquen o fortalezcan sus visiones sobre la realidad e historia del país. Una educación para la democracia, por consiguiente, reclama la inclusión de nuevas visiones e investigaciones que aporten al aprendizaje de los estudiantes. Así, cuando ellos egresen, podrán ejercer su ciudadanía a partir de comprender la importancia de la diversidad de perspectivas, de aprender de ellas, de someterlas a revisión crítica, y construir visiones más amplias, complejas y profundas sobre el Perú, las que, finalmente, les permitan y les impelan a construir un futuro que abrace la diversidad y la riqueza de sus sueños.
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